Tifón, hijo de Gaia y Tartarus, es el monstruo más mortífero de la mitología griega. Tifón intentó destruir a Zeus a petición de Gaia, debido a que Zeus encadenó a los Titanes.
Cuando Equidna y su pareja atacarón a los dioses del Olimpo, Zeus se defendió mediante sus rayos y castigó a Tifón
encerrándolo bajo el Monte Etna. A pesar de todo, Zeus permitió a
Equidna y sus hijos seguir viviendo para que supusieran un desafío para
los futuros héroes.
Tifón
y su mujer Equidna eran conocidos como los padres de todos los
monstruos. Equidna tenía la cara y el torso de una bella mujer y cuerpo
de serpiente (a veces con dos colas). La mitad superior de Tifón
era humana, pero se lo describía como un monstruo horripilante con
cientos de cabezas de serpiente, con lenguas oscuras ondulantes; ojos
que desprendían flashes fogosos y voces estrepitosas; además de cientos
de colas de serpiente.
Tifón empezó
destruyendo ciudades y haciendo temblar montañas en un ataque de furia.
Todos los dioses del Olimpo huyeron a sus refugios. Sólo Zeus se
mantuvo firme. La lucha titánica creó terremotos y tsunamis, pero
finalmente llegó a su fin cuando Zeus lanzó el Monte Etna sobre Tifón, desde arriba, encerrándolo.
Tifón representa las fuerzas volcánicas, así como las peligrosas tormentas de viento ardiente provenientes del turbulento foso del Tártaro al que fue arrojado.
Tifón se identificó con Set (dios de las tormentas de arena caliente en la mitología egipcia).
(42355) Typhon